Cosas que hacer en Gisikon y alrededores (Suiza)

Gisikon, el pueblo que nos ha acogido este verano, y donde se encuentra nuestra casa de intercambio, es una pequeña comunidad a 15 km de Lucerna. No es ningún destino turístico en sí mismo, pero  las tres semanas que hemos pasado allí nos ha permitido estar en contacto directo con la naturaleza, disfrutar de sus magníficas vistas y sus bellos atardeceres. Es por ello que bien se merece un post, unas líneas para situar en el mapa un rincón especial para nosotros de Suiza y el entorno donde viven  Daniela, Beat, Alena, Sofia y Noel, nuestra famillia de intercambio.

KneippGarten Gisikon

Justo al lado de nuestra casa (Feldhofstrasse) se encuentra la entrada del KneippGarten Gisikon. Un parque infantil que cuenta con juguetes compartidos, baúl de lectura, mesa de picnic… es la entrada al KneippGarten.

 

 

El parque infantil de acceso a un bosque húmedo y frondoso

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cuyo camino va a parar al observatorio de ranas.

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y a un rincón donde las familias de Gisikon se reúnen para hacer picnics.

 

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acabando en un circuito de agua que Pau y David disfrutaron muchísimo

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Playa en Zugersee

Cerca de la terminal de ferry de Buonas y del conocido restaurante francés Wildenmann se encuentra este idílico lugar, lejos de todo y de silencio impagable. Lectura, picnic y baños con los cisnes en el lago.. ¿existe un plan mejor? Se puede llegar en bicicleta desde Gisikon.

 

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Dos opciones muy apetecibles cerca de nuestra casa de intercambio que disfrutamos en varias ocasiones y que recordaremos siempre!! Gracias Daniela, Beat, Alena, Sofia y Noel!!

 

 

 

Camino de Suiza

Estos últimos días antes de empezar vacaciones, me acompañaba en mis ratos de tranquilidad playera los relatos de Javier Reverte en «La aventura de viajar«: Historias de viajes extraordinarios que han ayudado a despertar las ansias previas a cualquier ruta veraniega que, con ganas e ilusión, llevas preparando cierto tiempo, despertando ese gusanillo que sólo los que disfrutan viajando saben apreciar.

Y leía «(…) necesitamos ver el mundo en su realidad, no en su retrato; (…) nos sobran los intermediarios porque todos nuestros sentidos reclaman el contacto con lo que existe y palpita; precisamos del olor de las cosas, de su sabor, de su tacto y de sus sonidos: Es una de las más hondas razones para viajar: invadir, con todo el equipaje que constituye nuestro propio ser, la entraña misma de realidad; bañarnos en la vida».

Desde hacía medio año no escribía en el blog… Nuestros viajes a Florencia y Granada en diciembre pasado fueron mis últimas entradas… Seis meses intensos que bien necesitan una nueva escapada para volver a retomar humildes relatos de viajes, retazos de realidad cotidiana, pedazos de felicidad que envuelven vacaciones familiares, anhelos de descubrimiento y aventura.

Este año volvemos a Suiza. Hace cuatro años hicimos un recorrido en autocaravana por la región de Gruyere y Berna y el año pasado visitamos un fin de semana la ciudad de Ginebra. En esta ocasión nuestro cuartel general será Lucerna y la idea es completar la ruta por la parte más oriental del pais (Interlaken, Zurich, la región de Appenzell, etc.) Será que vivir junto al mar te hace añorar la montaña… pero últimamente siempre nos apetece empaparnos de naturaleza en los periodos estivales.

Y por cuarta vez hemos organizado un Home Exchange; en esta ocasión con una familia suiza que tiene una casa en Gisikon (cerquita de Lucerna), y que al revés que nosotros, anhelan el mar y el sol,  porque montaña y naturaleza les sobra. El intercambio de casa ha sido una de las grandes descubrimientos en nuestra vida, que nos está permitiendo conocer a gente maravillosa y continuar viajando con menor coste.

Más de 1.200 km separan Badalona de Gisikon. Un largo viaje que hemos hecho en 3 etapas (Badalona-Marsella, Marsella-Lago Como, Lago Como-Gisikon). De esta manera hemos podido hacer turismo mientras llegábamos a destino aplicando la máxima que el destino es el presente más inmediato.

Llegar a Suiza por la costa francesa y entrar por Italia no es la ruta más corta, pero nos apetecía conocer algún rincón de la costa francesa y parar en Como aunque sólo fuera una tarde. Y la elección ha estado bien.

Marsella nos horrorizó en un inicio porque la entrada a la ciudad muestra barrios degradados y la suciedad en las calles era un denominador común pero al llegar al centro de la ciudad nos sorprendió gratamente. Las tres o cuatro horas de exploración rápida del centro histórico nos hizo cambiar la opinión.   La llegada al puerto, con la luz de media tarde entre los barcos, la multitud en plena ebullición un sábado por la tarde, las parejas subiéndose a la inmensa noria, ese aire decadente de la ciudad pero con cierta magia nos gustó. Optamos por visitar el barrio de Le Panier, el más antiguo de Marsella, ahora convertido en la zona más hipster de la ciudad, icono de multiculturalidad y laboratorio de tendencias. Sus acogedoras placitas y callejuelas laberínticas esconden pequeños restaurantes escondidos. En pleno proceso de transformación, muchas de los edificios de Le Parnier se encuentran en rehabilitación, maquillando sus fachadas y mostrando al mundo el encanto de este pequeño rincón de la Costa Azul.

Como, situado en el norte de Italia a 45 km de Milán, nos recordó a otras ciudades pequeñas italianas como Lucca, pero impregnada de una mayor elegancia. Su catedral tiene una fachada imponente y es el epicentro del casco histórico. De igual forma que el mar otorga carácter a sus pueblos costeros, los lagos envuelven de una manera especial las villas que viven junto a él. Pasear bordeando el lago y visitando algunas de sus villas más famosas, visitar otras poblaciones cercanas en unos de sus barcos o bañarse en las playas habilitadas para tal fin son algunas de las actividades más habituales. Una tarde agradable, con un calor intenso de verano, que invitaba más a bañarse en el lago que a hacer cualquier otra cosa.

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Después de pasar sábado y domingo en ambas ciudades, el lunes nos levantamos muy prontito para llegar a Gisikon (Suiza) antes de las 12 h, tal y como habíamos acordado con nuestra familia de intercambio. La frontera en Lugano la atravesamos de manera muy ágil, sólo paramos para comprar la famosa «vignette» que te permite circular por las autopistas suizas. El túnel de San Gottardo, de 16 km de largo, estaba en obras pero afortunadamente no encontramos mucho tráfico, cosa que no era nada habitual.

Llegamos a Gisikon muy puntuales y Daniela, Beat, Aline, Sofia y Noel nos estaban esperando, ilusionados ante su inminente partida hacia Barcelona.  Encontramos a una familia muy amable y hospitalaria. Tras enseñarnos su casa y explicarnos todos los temas más «prácticos», nos invitaron a compartir las especialidades suizas que habían preparado para la comida.  Un rato que sirvió para conocernos un poquito mejor y ver enseguida que ellos iban a cuidar muy bien de nuestra casa, de la misma forma que nosotros cuidaríamos la suya.  Nos habían comprado algunos obsequios, habían recopilado mucha información turística y nos habían dejado el frigorífico lleno de comida típica suiza que sin duda, íbamos a disfrutar mucho.

Las tres semanas que quedan por delante se presentan interesantes; de momento la casa de intercambio no puede ser mejor: muy amplia, acogedora, con unas vistas impresionantes, miles de juguetes, piscina y todo lo que podemos necesitar para unas vacaciones muy divertidas.

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Información práctica:

Hotel en Marsella: B&B Marsella Les Ports (como todos los hoteles de la cadena B&B muy funcionales y con habitaciones para familias muy bien de precio). La zona sólo recomendable si vas en coche (a unos 3 km del centro).

Para aparcar en Marsella en cualquiera de los parkings del centro (precios como Barcelona)

Apartamento en Como: Monte Goj. En las afueras de Como, muy acogedor y agradable, tipo buhardilla y con parking propio. Muy recomendable

Para aparcar en Como, en el parking que hay junto a las murallas (muy económico pese a lo que era de prever).