Nuestro recorrido de nueve días por la mitad occidental de Eslovenia superó con creces nuestras expectativas.
El país es hermoso, salvaje, y todavía no invadido por el turismo de masas. Nos preguntamos si su gente, humilde y amable, es consciente del tesoro natural que posee y que, por ende, debería preservar al máximo para continuar siendo «un rincón del mundo especial».
Eslovenia nos atrapó por su naturaleza abrupta, por sus pueblos que miran a lagos con encanto, por su capital de ambiente jovial y alegre, por su historia pasada y reciente…
Después de nuestro paseo por tierras eslovenas, nos dirigimos a la tercera parte de nuestro viaje: La Región de los. Lagos en Austria. A escasos 70 km de Ljubljana, mediante un túnel de casi 8 km se llega a la frontera austríaca.
Austria nos recordó en un primer momento a Suiza o la Selva Negra alemana, que visitamos el año pasado. Alrededor de 230 km separan Eslovenia de la Región de los Lagos, una zona situada en el este de Salzburgo que engloba más de 300 lagos enclavados en parajes de ensueño.
En tres días era imposible recorrer toda la región así que el plan inicial era el siguiente:
Día 1: llegada a Fuschl am See en el lago Fuschlsee
Día 2: visita a los pueblos de Hallsttat y St. Wolfgang
Día 3: visita a St. Gilgen y trekking por los alrededores
En esta etapa de nuestra ruta nos alojamos en los Apartamentos Alpenrose, a orillas del lago Fuschlsee. Propiedad de la familia Stöllinger, los apartamentos son sencillos pero enormes, situados en una casa típica austríaca.
Todo lo vivido estos tres días en próximos posts!!!
La única incursión a la costa para ver el mar la hemos hecho en Piran, un pueblecito que mira al Adriático en el noroeste de la Península de Ístria, compartida a partes desiguales por Eslovenia y Croacia. Si miramos un mapamundi encontraréis este pueblo en la horizontal con Venecia, justo en la «orilla de enfrente». A unos 120 km de Ljubljana.
De lo más pintoresco y curioso que hemos visto nunca. Una demostración empírica que la relación que se establece entre los pueblos y el mar que los rodea es cosa de dos. Propio y particular como pocos es el idilio entre los habitantes de Piran y el mar Adriático. El pueblo se condensa en una lengua de tierra rodeada de agua y las calles combaten por estar en primera línea de mar.
La influencia de Venecia nos resultó evidente nada más llegar. La estrechez de sus callejuelas, su «urbanismo» caótico, el estilo de algunas de sus fachadas y sus plazas con cierto aire romántico y decadente.
Subir hasta lo más alto de Piran, sus murallas, aunque fue un reto caminar bajo un sol apabullante viniendo del fresco perpétuo de los alpes julianos, resultó un acierto, porque las vistas de la ciudad eran únicas.
Piran nos sorprendió. Imaginábamos la típica ciudad costera abierta al mar, cuidada en exceso para el turismo, con cierto aire de elegancia que se suele dejar entrever en las casas de veraneo, en las terrazas… Pero nada más lejos de la realidad.
Piran nos sorprendió por su realismo, por su ambiente local que se mostraba en las puertas de sus diminutas casas a lo largo del entramado callejero, dónde nunca sabes donde empieza ni tampoco dónde acaba. Por su ambiente familiar heredado quizás de la gran familia italiana, todos sentados en corro junto al mar. Por su decadencia que se palpaba sobretodo en el descuido de las fachadas y en la vestimenta, o mejor dicho, «semi desnudez», de sus habitantes, que en pareja o en familia extendían sus bártulos playeros en el asfalto del paseo, sin importarles demasiado el calor que desprendía la piedra o si junto a ellos había un restaurante, una fuente o una plaza.
Nos preguntamos si la gente de Piran había estado alguna vez en las Baleares o en Cerdeña, por cercanía, para valorar la fina arena blanca o las aguas esmeraldas. Está claro que para ellos Piran es el paraiso y eso es lo que importa…
No creemos que Piran fuera nuestro destino de vacaciones ideal pero los lugares que sorprenden gustan. Y Piran nos sorprendió…
Además del Parque Nacional de Triglav con sus maravillas naturales y del Lago Bled, alrededor del pueblo de Bled se pueden hacer otras muchas cosas.
Ruta en bici por la orilla del río Sava
Alquilar unas bicis en un chiringuito junto al lago de Bohinj acabó siendo una magnífica idea. El día amaneció con lluvia pero eso no nos impidió salir rumbo a la entrada del Parque Nacional sin saber muy bien cómo acabaría el día. Durante el trayecto de 20 km en coche que separan Bled de Bohinj la lluvia cesó y trocitos de cielo azul parecían asomarse en el horizonte en un intento del verano por mostrarse tímidamente.
La ruta en bici por la orilla del río Sava fue simplemente espectacular. A lo largo de un sendero exclusivo para ciclistas nos adentramos en un paisaje de ensueño que nos llevó a lo largo de 10km de ida y vuelta por pueblecitos encantadores. Paramos para ver el ganado de alguna granja, una señora amable que cuidaba su huerto nos regaló unas zanahorias que arrancó para nosotros, contemplamos desde un puente de madera muy antiguo la pesca de la trucha y observamos las construcciones típicas de la zona para resguardar la madera de la lluvia.
La mañana, y después de la vuelta al punto de partida, acabó, como no podía ser de otra forma, comiendo junto al lago que ese día se mostraba especialmente en calma, radiante….
Relax y diversión en el Aquapark de Bohinjska Bistrica
Una buena idea para un día de lluvia o para relajarse después de una jornada deportiva. Está claro que este plan está pensado para los más pequeños y después de la insistencia de Pau y David era difícil negarse. Pero las piscinas interiores climatizadas, los jacuzzis y los mega toboganes acabaron siendo una diversión para todos. Miestras yo me pasé la tarde metida en el agua bien calentita del jacuzzi, Pau y Edu bajaban y subían de los toboganes sin parar, mientras David alternaba ambas cosas haciendo gala de su tranquilidad por disfrutar sin prisas de cada momento.
Una jornada de diversión que fue el preludio de una noche de descanso asegurado después de tanta agua!!!
Visita a Kranj y los túneles de la Segunda Guerra Mundial
Kranj es la cuarta ciudad más grande de Eslovenia y está situada entre Bled y Ljubljana, a 15 minutos en coche de ambas ciudades. Después de varios días entre bosques, cascadas, lagos y senderos de montaña, nos apetecía visitar alguna población cercana y adentrarnos en su historia.
Kranj fue un importante centro industrial gracias al desarrollo de la industria del hierro. Su casco antiguo es de los más bonitos de la región y pasear por sus callejuelas es muy agradable. Además, allí vivió el poeta más famoso de Eslovenia, France Preseren, cuya figura preside la plaza principal del centro histórico.
Pero si por alguna cosa es conocida Kranj es por sus túneles subterráneos construidos debajo del casco antiguo con motivo de la Segunda Guerra Mundial para refugiar a sus habitantes. Se extienden a lo largo de más de 1,3 km y desde 2008 están abiertos al público con una visita guiada que resulta muy interesante. Además de la rememoración de aquellos años, los túneles sirven a los ciudadanos de Kranj como espacio para exposiciones, eventos, etc, sobre todo en invierno cuando el frío de los túneles no es nada comparado con la gélida temperatura exterior.
Tres planes diferentes que completaron nuestra estancia de cuatro días en Bled.
Con motivo de nuestra estancia en Bled y mientras paseábamos alrededor del lago, hicimos un repaso de los lagos de nuestra vida. El lago Atitlán en Guatemala, el lago Annecy en Francia, el lago Leman entre Francia y Suiza, el lago Titisee en la Selva Negra alemana y ahora el lago de Bohinj y el lago de Bled en Eslovenia. En todos ellos hemos vivido momentos inolvidables y aunque hicimos el intento, imposible hacer un ranking, porque todos ellos poseen una gran belleza, hemos disfrutado de sus aguas y albergan un pedacito de nuestra vida, de nuestros pensamientos… Todos ellos merecen un post especial que ya tengo decidido se titulará «Los lagos de nuestra vida» (en breve…).
Aunque es imposible clasificarlos por su belleza, sin duda, el lago Bled posee algo diferente: una isla en su interior, la única isla natural de Eslovenia, que alberga la Iglesia de la Asunción construida en el siglo XV. Dice la leyenda que quien sube al alto campanario y hace repicar sus campanas verá cumplido sus deseos.
A la isla sólo se puede acceser en barca y allá nos fuimos remando… Parecía cerca (la longitud del lago es de poco más de 2 km y su anchura de 1,3 km) pero nos pareció bastante lejos, sobre todo a la vuelta que llovía con más fuerza. Los niños se reían de nuestro afán por remar al compás cuando lo único que conseguíamos era avanzar haciendo zig zags continuos…
Pese a todo y pese a la llovizna que envolvía la isla en un aurea blanquecina, la iglesia se alzaba majestuosa como emergiendo de las aguas del lago donde sólo se reflejaban las montañas imponentes de alrededor y el Castillo de Bled, que corona el lago desde un acantilado de 130 metros de altura. Esa es la belleza inexplicable de Bled y de su pequeño lago que te atrapa la mirada y por ende, el corazón…
Por la noche, después de cenar en nuestro bonito apartamento, salimos a pasear alrededor del Lago. Los niños, ilusionados, llevaban en sus bolsillos un trozo de pan que había sobrado de la cena para dárselo a los patos y los cisnes. El castillo iluminado, el campanario de la isla, la iglesia de Bled…a modo de postal nocturna se presentaba el Lago ante nuestros ojos. Mientras, de fondo, un coro en un hotel cercano cantaba bellas melodías que envolvían toda la escena convirtiéndola en un momento perfecto…
Ayer por la mañana despertamos en Bled. Ciudad al noroeste del país a la que llegamos ayer por la tarde después de dos horas en coche desde Venecia. Enseguida que llegamos y a los dos minutos de llamar a Leo ya estábamos instalados en el precioso apartamento de Poldi Apartments. Se confirma la amabilidad y las ganas por salir adelante de la gente de Eslovenia. Por lo poco que hemos podido comprobar, cercanía, simpatía e interés por hacer la estadía agradable a los visitantes se mezclan armónicamente en los habitantes del país.
Una vez instalados nos sobró tiempo para hacer una primera incursión al pueblo de Bled. Nos dirijimos sin pensarlo a su principal atracción, el lago. El lago que alberga la peculiar y única isla que emerge en Eslovenia. Más adelante os hablaremos de ella. Cansados de todo el día nos retiramos con el fresco a comprobar que en esta región del país un edredón no sobra ni en verano.
Y esta mañana nos hemos despertado curiosos y expectantes a la espera que Eslovenia se nos presentara. Y lo ha hecho sincera, traviesa y verde. Sincera porque el primer día ya nos ha enseñado su personalidad sin esconderse ni fingir otra Eslovenia, traviesa porque hoy hemos tomado el sol en el lago y nos hemos puesto los chubasqueros en el desfiladero. Y verde porque no existe otro color en Eslovenia. El azul del cielo, el gris de las montañas y el multicolor de sus pueblos se funden con él.
Después de la primera compra de supervivencia en el supermercado, Mercator se llaman aquí y el primer proyecto de «mochila para pasar todo un día cuatro personas en un país con clima inestable» hemos salido por la puerta del apartamento a comernos el primer destino, eminentemente vegetariano: el Parque Nacional de Triglav, el único parque nacional de Eslovenia. En el noroeste, colindante con Italia y Austria. En los Alpes Julianos. Sus 838 km2 corresponden al 4% de la superfície de todo el país.
Y para empezar hemos escalado hasta la Cascada de Savica, la más visitada del país. Escalado de escalera, nunca mejor dicho. Quinientas sesenta (Pau y Laura las han contado bajando!!! ). Bastante soportables, eso si. Un agradable paseo de 20 minutos engullidos por un bosque húmedo, sin casi ver la luz. Con Pau nos hemos desviado del sendero marcado y haciendo campo a través he comprobado que se siente cuando pisas sobre un lecho de dos palmos de hojarasca. Curioso.
Aún sin tener mar, el descanso nos lo hemos tomado en la playa. En la playa del Lago de Bohinj, donde yace desprovista de su fuerza el agua proviniente de Savica. Ahí hemos comido, nos hemos bañado, hemos dormitado y hemos comprobado que hasta los peces son tan amistosos como sus habitantes. En todo el perímetro de este deshabitado, apacible y sereno lago podréis encontrar rincones donde extender una toalla y poder entrar en sus aguas como si en la playa estuviérais. Solos y sin el infinito como horizonte, eso si…
Y para rematar el día nos hemos acercado al desfiladero más oscuro y húmedo visitado por nosotros. El de Blejski Vintgar. A unos cuatro quilómetros de Bled, montaña arriba. Un auténtico espectáculo natural de cascadas, pozas de agua y rápidos del que podemos ser testigos gracias a la mano del hombre. Vertical como pocos podemos atravesarlo a través de 1,6 km de pasarelas de madera amarradas a las paredes desde 1893. A la vuelta, ya oscureciendo, el cielo gris que empieza a mojarse y a mojarnos, el vapor de agua que se levanta del río creando un áurea blanquecina en su superfície… Sin querer nos hemos adentrado en alguna escena propia de los mundos fantásticos de Tolkien….
A pesar del transcurso de los años y de que el domingo cumplí 37 primaveras, sigo conservando la misma ilusión y el mismo hormigueo en el estómago a la hora de partir de viaje. Es algo que me sigue haciendo muchísima ilusión y hacer coincidir la salida con el día de mi cumpleaños, aunque mera casualidad, no deja de ser el mejor regalo posible…
La noche antes sigo durmiendo mal como cuando ibamos de excursión en el colegio… Parece increible pero así es… Desde aquella escapada a Viena hace unos ocho años donde nos dormimos y casi perdimos el vuelo, pongo más de un despertador por si las moscas. Gracias a mi padre que siempre se ofrece para llevarnos al aeropuerto y es la persona más puntual que he conocido jamás… Aquel viaje a Viena lo salvamos gracias a él!!!
El domingo a las 11 de la mañana partiamos desde el aeropuerto de Barcelona rumbo a Venecia. Es una buena opción cuando se quiere viajar a Eslovenia. Mucho más barata que viajar a Ljiubliana, donde hay menos oferta y los precios se disparan. En el mismo aeropuerto alquilamos un coche que nos acompañará todo el viaje. La frontera Eslovena está a escasa hora y media de Treviso (Venecia).
Eslovenia es un pais de dos millones de habitantes cuya territorio es similar en superficie a Galicia o Cataluña. Desde inicios de siglo XX la diferentes generaciones de eslovenos han estado vinculadas a diferentes nacionalidades, territorios o formas de estado: desde la monarquía austro-húngara a principios del siglo XX, Austria o Italia que se quedaron con territorios de norte y sur de Eslovenia, respectivamente, allá por 1920; después de la Segunda Guerra Mundial pasó a formar parte de Yugoslavia y desde 1990 es un estado independiente. Es por ello que en muchas familias sus cuatro últimas generaciones han tenido diferentes nacionalidades.
Desde 2004 forman parte de la Unión Europea y sólo desde 2007 utilizan el euro como moneda.
Es por ello que Eslovenia es un país muy joven, de menos de 25 años de existencia.
La primera impresión al adentrarnos en el pais fue el constante paisaje verde, sus frondosos bosques…. La biodiversidad de Eslovenia es de las mejores del mundo. Y esa biodiversidad viene acompañada de su no menos diversidad climática. En menos de 100 km, salió el sol, cayó la gran tormenta durante 5 minutos, vimos el arcoiris, nos remojamos en la aguas de un lago y nos abrigamos al ponerse el sol…
La aventura eslovena prometía. Y al llegar a Bled supimos que aquello era el principio del descubrimiento de un hermoso pais…
Plantearse un destino de vacaciones estival siempre me resulta un poco complicado. Debe tener una serie de requisitos y no siempre es fácil acertar (aunque hasta el momento no hay reproches sobre los destinos escogidos).
Debe ser un lugar nuevo para nosotros
En Europa o alrededores (no me dejan todavía irme más lejos…)
A poder ser que no haga mucho calor (viajar con peques de 4 y 6 años, visitar cosas y moverse todo el día es agotador si hace mucha humedad y un sol infernal)
Que combine ciudades interesantes con la naturaleza que tanto nos gusta
Que sea muy enriquecedor tanto para nosotros como para los niños (aunque bien pensado cualquier destino cumple este requisito porque allá donde vayas siempre hay algo que aprender)
Así que con esta lista de “imprescindibles” me lancé hace unos meses a mirar Google Maps y a navegar por internet. Debo decir que me ayudan mucho las propuestas de agencias de viajes a medida o aquellas que se hacen llamar “de aventuras”. Las rutas que diseñan ayudan mucho a aquellos que organizamos los viajes por nuestra cuenta. Y no sé cómo encontré una ruta que combinaba Eslovenia con Croacia. Y ese fue el punto de partida… Me acabó de decidir el blog de Roser Goula donde encontré esta ruta por Eslovenia. Muchas gracias Roser!
La web de turismo de Eslovenia define así este país: “Eslovenia está situada en el corazón de Europa, donde los Alpes se juntan con el Mediterráneo y la llanura de Panonia con el mundo kárstico. En este país pequeño y verde, que se extiende en una superficie de 20.273 km²(…)” más de un tercio de la superficie eslovena está protegida”. Con esta descripción era difícil no investigar más sobre la posibilidad de hacer una ruta por esta región
Durante la planificación del viaje cambiamos la península de Istria en Croacia por Austria (las regiones de Salzburg e Innsbruck). Finalmente nos pudo más el fresquito del Tirol Austríaco que el calor de las playas de Croacia (que dejaremos seguro para otra ocasión).
Así que tras casi tres meses de organización el domingo 27 (el día de mi cumpleaños.. Qué mejor regalo!) volaremos hasta Venecia y allí alquilaremos un coche de alquiler que nos llevará durante 16 días a través de la ruta que os marco en este mapa.
Aunque las vacaciones sirven para desconectar y para disfrutar y eso haremos, iremos publicando algunos posts con aquello más interesante que nos vayamos encontrando en el camino…